LA TUMBA DE DRÁCULA
Escrito por El bixo de Maxi el 3 de octubre de 2014
Buenas tardes, mis pequeños frikis. Esta tarde hablaré de una película de animación japonesa de 1980 producida por la Toei Animation, escrita por Tadaaki Yamazaki y dirigida por Akinori Nagaoka y Minoru Okazaki, titulada Yami no Teio: Kyuketsuki Drácula, conocida en los EEUU como Drácula: Sovereign of the Damned o Emperor of Darkness: Vampire Drácula, y aquí en España sólo como Drácula.
La película es una adaptación del cómic Marvel The Tomb of Drácula, o La Tumba de Drácula -para los que no domináis el idioma de Shakespeare-, escrito por Marv Wolfman y dibujado por Gene Colan, que contó con 70 entregas entre 1972 y 1979. En ella se contaban las aventuras de un grupo de cazavampiros formados por descendientes de varios personajes aparecidos en la novela de Bram Stoker, dedicados a perseguir al famoso vampiro para acabar con él. Mencionar un par de curiosidades sobre la colección:
1. Los personajes Blade, Deacon Frost y Hannibal King, aparecidos en la trilogía del dampiro interpretado por Wesley Snipes, fueron creados en esta colección.
2. Gene Colan se basó en Jack Palance para dibujar a Drácula, papel que interpretó el actor en una adaptación televisiva de la novela de Stoker.
Pero vamos al tema a tratar, que no es sino la adaptación realizada por la Toei Animation en el 80. A la hora de adaptar lo relatado en el cómic, Yamazaki toma como base la trágica historia de amor entre Drácula y Domini, manteniendo también en la trama la persecución al Conde por parte del grupo de cazavampiros formado por Quincy Harker, Rachel Van Helsing y Frank Drake. El argumento de la cinta es tal que así: la película arranca con imágenes del espacio, mientras una voz en off nos revela la existencia de leyendas de terror, de las cuales la más terrorífica es la del Conde Drácula. Del espacio pasamos a una panorámica del castillo del Conde y de ahí a los títulos de crédito –que en la versión española no aparecen por ningún lado-, que se superponen a unas imágenes de gárgolas bastante desconcertantes y terroríficas.
Comienza la historia con un sombrío grupo conduciendo un coche por las calles de Boston –porque el Conde Drácula reside ahora en Boston, puesto que ya estaba aburrido de la vieja Europa y de la persecución a la que era sometido por aquellos lares, ya veis-, el cual se dirige a una misa negra encabezada por Lupeski en la que, tras ponerse a cincelar en el suelo un pentagrama, invocan al Gran Satán Lusifar para entregarle a Domini como esposa. En esto que aparece Drácula rompiendo la vidriera de la iglesia y, sin decir esta boca es mía, se queda prendado de Domini y se la lleva, sin que los asistentes a la misa negra se opongan, puesto que creen que Drácula es en realidad Satán que ha acudido a su llamada. Una vez en su guarida, Drácula intenta alimentarse de Domini, pero no puede, así que decide buscar sustento en la calle atacando a otras mujeres.
Tras esto, vemos a Frank Drake en un bar viendo la noticia de los ataques del Conde, justo cuando lo llaman por teléfono para hacerle un ofrecimiento: unirse al grupo cazavampiros formado por la arquera Rachel Van Helsing –nieta de Abraham Van Helsing- y el inválido Quincy Harker –hijo de Jonathan y Mina Harker-. Tras una demostración de sus habilidades karatekas y oír el por qué van detrás del no-muerto, Drake –que resulta ser descendiente de Drácula, antes de que éste se convirtiera en vampiro- decide unirse al grupo. No hay que olvidar como parte del grupo al perro Dios Blanco, que es capaz de rastrear al Conde porque se crió en una iglesia bebiendo agua bendita…
Sigamos: Lupeski invoca a Satán para preguntarle si está complacido con su novia, y éste se le aparece para decirle que el que apareció esa noche era Drácula, no él. Enfadados por el timo, Lupeski jura vengarse por la afrenta y Satán le dice que espere un año para llevar a cabo su venganza. El tiempo pasa y, mientras el grupo cazavampiros pasa los días buscando la guarida de Drácula sin éxito, éste se ha casado con Domini y han tenido un bebé, Janus. Cuando llega el momento de vengarse, Lupeski se pone en contacto con la feliz pareja, proponiéndoles bautizar a su hijo, ofrecimiento al que acceden, aun con la reticencia de Domini. Cuando salen hacia la iglesia –en un para nada llamativo carruaje- son seguidos por los Cazavampiros con la intención de acabar con él. Una vez dentro, caen persianas metálicas con crucifijos grabados sobre puertas y ventanas, con la intención de minar la fuerza del Conde, atrapando a Drácula y familia en la iglesia. En ese momento aparece Lupeski con una pistola cargada con una bala de plata y dispara sobre el vampiro, el cual se convierte en niebla para esquivar el tiro y atacar al agresor, matándolo al instante. Por desgracia el disparo mata al pequeño Janus, lo que desemboca en la ira de Drácula, que empieza a derribar la iglesia, permitiendo a los Cazavampiros entrar y atacarle, ataque que el señor conde se pasa por el forro… de la capa, porque la utiliza para desviar las flechas que le lanza Rachel Van Helsing. A petición de Domini, Drácula deja vivir a los cazavampiros y se marcha a vivir a una cueva.
Pasa el tiempo y Domini va a visitar la tumba de su hijo, mientras los cazavampiros la siguen para ver si les conduce hasta su marido. Mientras está en el cementerio, Domini decide que no tiene nada por lo que vivir e intenta suicidarse, pero la voz de Dios la detiene en el último momento y le dice que va a resucitar a su hijo para que lleve a cabo la destrucción de su padre. Janus vuelve a la vida adulto, con uniforme de superhéroe y poderes divinos, y una misión. Drácula y Janus se enfrentan y el vampiro tiene que salir huyendo por la superioridad de los poderes de su hijo resucitado.
Satán, decepcionado por el fracaso de Lupeski, ataca a Drácula y Domini atrayéndolos al infierno, afirmando que también debe destruirla a ella porque en su interior tiene el poder del amor, que en el futuro podrá acabar con sus planes. Satán consigue desvampirizar a Drácula, pero queda cegado momentáneamente por el poder de Domini, así que decide enviarlos de vuelta al plano físico, jurando futura venganza contra ellos…
Seguimos: Drácula, convertido ahora en humano, decide ir a Nueva York en busca de la vampiresa Lilith para que le muerda y lo vuelva a convertir en vampiro. Al llegar allí, cansado y hambriento, Drácula no tiene otra cosa que hacer que robarle la cartera a una parejita y entrar a comer una hamburguesa en un Restaurant King… Tras la cena, el Conde llega al apartamento de Lilith y le suplica que lo vuelva a convertir en vampiro, a lo que ésta se niega y, tras dejarle la cara hecha unos zorros a base de arañazos, sale volando por la ventana, dejando al Conde desesperado y sin ideas. Tras el encontronazo con Lilith, Janus se le aparece y le dice que vaya a Transilvania, cosa que también hacen los cazavampiros, quienes no dejan de seguir sus movimientos.
Nada más llegar a su tierra natal, Drácula desentierra a una antigua súbdita vampiresa para pedirle lo mismo que a Lilith, a lo que ésta también se niega, aduciendo que él ya no es su señor, puesto que se fue de allí y los abandonó, y que ahora es otro el Señor de los Vampiros, Lord Torgo. En ese momento, empiezan a salir de sus tumbas el resto de vampiros, cual zombies del Thriller de Michael Jackson, para atacar a nuestro protagonista, que sale huyendo perseguido por una bandada de murciélagos vampiros con mala uva. Drácula llega hasta una cabaña dónde vive una familia y pide que le dejen entrar. Una vez dentro, los vampiros consiguen echar la puerta abajo y se disponen a matar a Drácula, pero como éste no está por la labor, coge un crucifijo y se lía a matar vampiros hasta que consigue volver a internarse en el bosque, provocándose de paso una quemadura de segundo grado por tocar el crucifijo. Allí se encuentra con Lord Torgo y le desafía a un duelo por el título de Señor de los Vampiros, duelo que gana tras tocar a Torgo con la quemadura provocada por la cruz. Tras la victoria, Drácula llega por fin a su castillo dónde se da cuenta de dos cosas: que sus poderes han vuelto y que Quincy Harker le estaba esperando para la batalla final. Ambos se enzarzan en un combate a muerte en el que Harker se levanta de su silla de ruedas y consigue herir a Drácula con un radio de plata, tras recibir un golpe mortal del vampiro. Sabiéndose herido de gravedad, Harker juega su as bajo la manga y hace volar por los aires el castillo con ellos dentro. Tras cumplir su misión, Janus vuelve con su madre y Dios lo devuelve a su forma infantil. Panorámica de las ruinas del castillo y voz en off del narrador dan paso a los créditos finales.
La película como adaptación tiene sus aciertos, tales como la ambientación oscura, gótica y terrorífica; una banda sonora de Seiji Yokoyama –autor de los temas del Capitán Harlock y Los Caballeros del Zodíaco- que ayuda a reforzar ese ambiente, además de la trágica historia de amor de los protagonistas; y unos diseños de personajes bastante fieles a los aparecidos en los cómics. Pero también sus errores, el primero y más importante quizá sea el querer comprimir 70 ejemplares de la colección en hora y media de película. No da tiempo a desarrollar y explicar muchas cosas que se quedan en el tintero, como por ejemplo el parentesco que une a Drácula y Lilith –son padre e hija-, o los poderes que en el cómic muestra Domini, tales como la precognición o el poder de resucitar a su hijo, uniendo su espíritu al del llamado Ángel Dorado, en lugar de hacerlo Dios. Por supuesto, tampoco aparecen muchos personajes que sí lo hacen en el cómic, como los antes mencionados Blade o Frost. El ritmo de la narración también se resiente de esa compresión de argumentos, cosa que se habría evitado si en lugar de hacer un largo animado hubiesen hecho una serie de varios capítulos.
Pero aún con sus aciertos y errores, es una película de esas que ves en la infancia y se te quedan grabadas para siempre. En mi caso más aún, puesto que lo más curioso de esta película es precisamente dónde y cuándo la vi. Corría la navidad del año 84 y los directivos de la Primera Cadena decidieron poner un programa infantil que ocupara las mañanas de esos días de vacaciones para tener entretenida a la chavalería. El programa se llamaba “Mazapán” y lo presentaban Teresa Rabal y Torrebruno. En él, aparte de actuaciones musicales, juegos y concursos, se emitían películas de animación, en su mayoría japonesas, excepto por una adaptación de “El viento en los sauces” de factura británica realizada con stop-motion. ¡Imaginad lo que significó para un chaval de siete añitos ver, de buena mañana, una película de terror basada en el Conde Drácula! Pues no os voy a negar que la peli me asustó, ¡y mucho! Pero aún así fue un disfrute y me dejó con escenas que se grabaron en mi memoria, como la del hijo resucitado convertido en superhéroe –que dibujé alguna que otra vez-, y me permitió recordarla lo suficiente como para buscarla en la red y revisionarla. Fue en ese momento, justo tras volver a verla, cuando averigüé que lo que había visto hacía tantos años era una adaptación de un cómic Marvel, y no de la novela de Bram Stoker, lo que la hizo aún más especial.
Y nada más, mis pequeños frikis. Buenas noches a todos, seais lo que seais…
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