ATMOSFERA CERO

Hoy vamos a recordar otra de esas joyas de la ciencia ficción ochentera, que tantas alegrías nos dio en su época. En esta ocasión, una de mis películas favoritas de Sean Connery: Atmósfera Cero. La cinta es del año 81, está escrita y dirigida por Peter Hyams y protagonizada por Sean Connery, Peter Boyle, Frances Sternhagen y James B. Sikking.

El argumento, a grandes rasgos, nos cuenta lo siguiente: el marshall William O’Niel, encargado de la seguridad en la colonia minera de Io, una de las lunas de Júpiter, investiga varios casos en los que algunos de los trabajadores sufren episodios psicóticos que acaban con sus muertes. Sheppard, el gerente de la colonia, le advierte que no siga investigando, quitándole importancia al asunto mientras afirma que la productividad ha aumentado significativamente. Con la ayuda de la doctora Lazarus, O’Niel descubrirá que el motivo del aumento de la productividad, así como de los brotes psicóticos de los trabajadores, se debe a una nueva droga con la que se trafica en la colonia, con el conocimiento y aprobación de Sheppard.

La intención inicial de Hyams era la de hacer un western, pero todo el mundo le decía que no podía, que el género estaba muerto y que nadie haría un western en ese momento. Así que, tras pensarlo mucho, se le ocurrió la idea de hacer un western espacial, una película sobre lo dura que era la vida en la frontera. De hecho, la cinta está considerada un remake en el espacio de Solo ante el peligro, de Fred Zinnemann, con la que guarda no pocas similitudes: un duro sheriff que debe enfrentarse solo al villano de turno en un entorno hostil.

En un principio, el título de rodaje de la cinta era Io, el satélite donde se desarrolla la acción, pero tuvieron que cambiarlo porque la gente lo leía bien como el número 10, bien como “lo” (low), o sea, “bajo” en inglés. La fotografía principal empezó con las miniaturas en mayo del 80 y con los actores un mes después. La post-producción se completó en febrero del 81.

Atmósfera cero fue pionera en usar la técnica conocida como introvisión, variante de la proyección frontal que permite que elementos situados en primer plano, en segundo plano y de fondo se combinen durante el rodaje, en contraposición al uso de efectos ópticos como el croma. Esta técnica permitía a los personajes caminar de manera convincente por los decorados en miniatura de la colonia minera, además de ofrecer la oportunidad al director de comprobar en el momento si lo filmado había salido bien o no sin necesidad de esperar el positivado. Hyams contrató a Stephen Goldblatt como director de fotografía sólo y exclusivamente para tener a alguien a quien echarle la culpa en caso de que el trabajo de Hyams saliese mal, ya que la técnica de introvisión era un sistema complicado e inestable. Goldblatt mantuvo esto en secreto porque necesitaba experiencia en general, y en la técnica de la introvisión en particular, y ha manifestado públicamente en más de una ocasión que no hablará jamás de Hyams ni de la película que nos ocupa.

La banda sonora atonal y disonante de la cinta fue compuesta por el maestro Jerry Goldsmith, que ya había trabajado con Hyams en la película de ciencia-ficción Capricornio Uno, de 1978, y acababa de realizar el score de Alien, película de estilo similar a Atmósfera cero, puesto que ambas reflejan aislamiento, distancia y miedo en un entorno espacial.

La película recaudó una buena suma en su primer fin de semana de exhibición, pero el total de la recaudación se estima entre 17 y 20 millones de dólares, un fracaso de taquilla considerando que el coste de la cinta fue de 16 millones. La crítica tampoco consiguió ponerse de acuerdo sobre la cinta, teniendo que sufrir aún hoy comparaciones con Alien, estrenada dos años antes. Ambas muestran un diseño de producción de “realismo futurista” que refleja un entorno neo-industrial oscuro, claustrofóbico y aislado en el espacio profundo, y retratan a las megacorporaciones del futuro como organizaciones siniestras y despiadadas que buscan el beneficio a cualquier precio, incluso por encima de las vidas de sus empleados, a quienes consideran simple carne de cañón desechable.

Como muchas otras películas que se han comentado en anteriores programas, Atmósfera cero también tuvo adaptaciones a otros medios, entre ellos: una novelización a cargo de Alan Dean Foster, autor de otras novelas basadas en películas de ciencia-ficción como Aliens o El Último Starfighter, publicada por Warner Books en marzo del 81; una foto-novela de gran formato titulada Outland: The Movie Novel, en la que se incluían “más de 750 fotos a todo color”; y una adaptación al comic realizada por Jim Steranko, serializada en la revista Heavy Metal entre junio de 1981 y enero de 1982. La obra está planteada a base de grandes viñetas centrales a doble página junto a pequeñas viñetas que giraban en torno a esa imagen central. Según la introducción realizada para la edición española de la obra, “Steranko emplea una densidad de encuadres que traduce a la perfección el movimiento cinematográfico, con el feliz resultado de que el relato adquiere una asombrosa vivacidad. Así, de la película de Peter Hyams nace un comic en el que Steranko refleja con absoluta espontaneidad el mundo terrible de Outland. Hombres duros, asesinos a sueldo, sheriffs…, un ambiente en el que Steranko se mueve con extrema soltura.” El autor condensa en 48 páginas más de hora y media de película, resultando en una escasa caracterización de los personajes y en un cómic menos violento que la cinta en la que se basa. Aún así, Steranko consigue inyectar un ritmo más denso e implacable, ganando en espectacularidad y detallismo visual a la obra original, sirviéndose de las herramientas que ofrece el cómic.

La cinta no sólo ha tenido adaptaciones a otros medios, sino que ha servido para inspirar la creación de otras obras, siendo la más reconocida la canción titulada High Moon escrita e interpretada por Star One para su album Space Metal.

Por supuesto, Atmósfera cero tampoco se libra del temido proyecto de remake que tanto gusta a los estudios de Hollywood hoy día. En agosto de 2009, la Warner BROS. anunció que había contratado al director Michael Davis, autor de películas como Doble Dragón, al guión, o Shoot’em Up, escrita y dirigida por él, para dirigir el remake sobre un guión de Chad St. John. Afortunadamente, desde entonces hasta ahora no se han vuelto a tener más noticias del mencionado proyecto.

Y hasta aquí llegamos con nuestro habitual repaso por aquellas joyas de los 80. Espero que os haya gustado y os emplazo aquí la semana que viene, a la misma hora y en el mismo canal.