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CINE DE SUPERHÉROES

Escrito por el 28 de septiembre de 2014

CINE DE SUPERHÉROES

I: Bueno vamos a hablar del cine de superhéroes, en un espectro bastante amplio, sus orígenes, su evolución su estructura, sus aciertos y fracasos, y por supuesto con su dosis de crítica.

En primer lugar cabe decir que en el mundo del cine no solo es necesario un buen guión para hacer una buena película, aunque muchas veces están denostados los storyboards, son parte esencial de la producción de las cintas, permiten la creación de planos concretos y del desarrollo de la acción en cámara, resulta un guión visual esencial para todo director de cine, que va a realizar una cinta de superhéroes, pues con una cantidad de «storyboards» ya hechos, que además suelen tener guiones brillantes en sus historias.

Puede sonar a simplificación, pero las películas de superhéroes son hijas del cine de George Lucas y Steven Spielberg de finales de los setenta y principios de los ochenta. Títulos como La guerra de las galaxias (1977) y En busca del arca perdida (1981) saciaron la sed del espectador por el cine de aventuras, evasión y entretenimiento con héroes buenos enfrentados a villanos claramente identificables, después de que en las pantallas hubiera dominado un cine más personal y complejo, reflejo del convulso contexto social de mayo del 68 y la guerra de Vietnam. Para Albert. O. Scott, el crítico de The New York Times, el cine de superhéroes habría sustituido «a dos géneros heroicos tradicionales, el wéstern y el cine bélico, en declive en parte porque parecían ideológicamente fuera de onda con la época». Son en cualquier caso los nuevos mitos del espectador del siglo XXI, modelos en los que se ve reflejado de algún modo como en uno espejo. Esos mitos que estudió en El héroe de las mil caras (1949) Joseph Campbell, autor por el que ha admitido sentirse interpelado George Lucas por su característica visión del viaje del héroe.
Tras esta chapa introductoria que espero que haya sido interesante para alguien, tenemos a finales de los 70 las primeras incursiones en el cine moderno de los primeros superhéroes a nivel de grandes superproduccionesy dejadas aparte algunas incursiones poco ambiciosas en forma de serie televisiva en los sesenta, la primera traslación importante de las aventuras de un superhéroe a la pantalla tuvo lugar en 1978. Richard Donner acertó con Superman (1978), que no por casualidad tenía como responsable de su partitura musical a John Williams, el mismo compositor de las vibrantes bandas sonoras de Star Wars e Indiana Jones. Y Christopher Reeve, que intervino en las tres secuelas, quedó identificado con el hombre de acero de identidad secreta, nadie puede imaginar que el tímido periodista Clark Kent esconde un origen extraterrestre y unos increíbles superpoderes puestos al servicio de la humanidad.

El enfoque de Donner y Richard Lester era romántico, de clasicismo puro, y acabó evidenciando el peligro de toda saga, que no es otro que el deslizamiento a la nadería, no saber detectar a tiempo que la fórmula se ha agotado.

Un camino parecido siguió el hombre murciélago, otro superhéroe de Warner. Cierto que Tim Burton introdujo un novedoso toque gótico y su gusto por los personajes inadaptados en Batman (1989) y Batman vuelve (1992), pero cuando tomó el relevo en las nuevas secuelas Joel Schumacher con Batman Forever (1995) y Batman y Robin(1997), su propuesta kitsch marcó la decadencia, y Batman tuvo que colgar temporalmente la capa.

Batman tenía los rasgos del justiciero enmascarado, el multimillonario Bruce Wayne combate al villano de turno no con superpoderes sino utilizando su ingente fortuna. Y estaba motivado por el hecho de que sus padres habían sido asesinados por criminales
cuando era un niño. Sin embargo, curiosamente, a veces eran más atractivos sus enemigos que él mismo, algo constatable en el hecho de que tres actores distintos, Michel Keaton, Val Kilmer y George Clooney, dieron vida al hombre murciélago en esta tanda de películas. Y es que los villanos tenían traumas, un pasado, que les había convertido en lo que eran, lo que ofrecía un atractivo añadido.

Gracias Sr. Nolan por recuperarlo y volverlo a dignificar ante sus fans entre los cuales me incluyo y que echaba de menos el cine de viñetas al mas puro estílo Vde Vendetta, quizá la película mas fiel a un cómic en cuanto a contenido y planos y que usó el cómic original como storyboard (cosa que no siempre ponen en práctica desde hollywood, pero que es todo un acierto siempre, si algo ya roza la genialidad, lo mejor es no inventar y aprovechar ese trabajo ya hecho).

A finales del siglo XX New Line compró los derechos de un héroe minoritario a Marvel, se trata de Blade (1998) es una película de vampiros basada en el personaje Blade creado por Marv Wolfman y Gene Colan para el comic «La tumba de Drácula» (1972-
1979). La película fue interpretada por Wesley Snipes quien encarna el personaje de un vampiro mestizo (mitad humano, mitad vampiro) que protege a los humanos de los vampiros. La película fue dirigida por Stephen Norrington y escrita por David S. Goyer.
Fué un éxito de taquilla y fué el inicio de una tendencia para el siglo que venía.

Fox en una jugada maestra decidió adquirir los derechos a Marvel de los X-MEN en aquel entonces sin productora audiovisual propia, y que estaba viendo que la venta de derechos para cine a los diferentes estudios era filón de hacer dinero, mucho más rentable que la venta de historietas, durante doce años FOX ha estado produciendo a los X-MEN entre 2000 y 2011, cinco entregas bastante exitosas en cuanto a taquilla, una de las cláusulas que dictaminan los términos de la venta de derechos es la periocidad de realizar producciones sobre la saga, o los derechos retornarían a MARVEL (he aqui la madre del cordero), cosa que no ocurre, porque se afanan en aun
a veces sacando películas muy flojas y con evidentes fallos de guión, omisiones y tergiversaciones varias, de una historia que ya de por si esta muy bien construida, con tal de no perder el poder seguir haciendo dinero, estas cuestiones indignan y mucho al seguidor de la patrulla mutante. lo atractivo de esta saga es que cuenta con personajes que pueden variar de una entrega a otra, subyace, además de la idea del autocontrol, la necesidad de respetar la diferencia, los derechos de las minorías, temas muy en boga en la actualidad. Lo que al menos es más sutil que algunos cómics recientes que presumen de introducir a un personaje de tal raza, o el primer superhéroe homosexual.

Con Spider-Man, derechos adquiridos por PARAMOUNT a Marvel y en el mismo estado que los vendidos a FOX en cuanto a periocidad, y posteriormente vendidos a SONY Entertaiment, Sam Raimi entregó en 2002, 2004 y 2007 una trilogía bastante sosa, y con cambios en el personaje aun inexplicables, que conectaba con el clasicismo de Superman, y que es parte del encanto de Peter Parker, un buen chico, tímido, con la autoestima algo baja, pero al que la recepción de un inesperado don le llevaba a asumir la consiguiente responsabilidad. Este sencillo concepto, repetido por activa y por pasiva, funcionaba perfectamente: no cabía evadirse, su vida cambiaba a partir de ese momento, el hombre araña debía enfrentarse a poderosos enemigos, las acciones tienen consecuencias.

El reinicio de la saga del hombre araña en 2012 SONY Entertaiment, con Andrew Garfield sustituyendo a Tobey Maguire como Spi-der-Man es un despropósito en toda su concepción, Peter Parker rebelde y skater, prototipazo de maromo emo incomprendido, la inclusión de Gwen Stacy, sin respetar su origen historia, su muerte, su impácto en el personaje de Peter, la inclusión de una línea conspiranoica sobre el origen de sus padres, etc etc… para meterles fuego hasta al segurata de los estudios, un verdadero engendro de película que no hay por donde cogerla, como de Dragon Ball Evolution, de donde mejor hoy no diremos nada porque le voy a dedicar un monográfico con toda la saña y pus que pueda salir de mis oscuras entrañas.

¿Es el mundo de los superhéroes eminentemente masculino? Yo diría que sí. Los filmes de superheroínas no han conocido el éxito en la pantalla, Supergirl, Catwoman y Elektra han sido claros fiascos. Los comentarios del público suelen incidir más en los ajustados trajes de Catwoman o la Viuda Negra que en los rasgos de su personalidad. La forma de atraer al público femenino suele ser la de los romances del superhéroe, una fórmula no demasiado original, en que él la salva a ella de vez en cuando, y se entera, o no, de su identidad secreta.

A algunos críticos sesudos el cine de superhéroes no les parece serio. Por eso hubo más de un asombrado levantamiento de cejas cuando se supo que Ang Lee iba a dirigir Hulk (2003), las desventuras del doctor Banner, víctima de un experimiento radioactivo, y que cuando se deja dominar por la ira se transforma en una enorme y descontrolada criatura verde. Como venía de dirigir Tigre & Dragón (2000), parecía a los productores la forma perfecta de combinar acción y cine de autor. Craso error, los aficionados al cómic la odiaron, hasta el punto de que la versión de 2008 de Louis Leterrier logró el aplauso cerrado, en gran parte por el contraste con su precedente. Algo parecido le ocurrió a Michel Gondry con The Green Hornet (2011), este original cineasta autor de películas tan estimables como ¡Olvídate de mí! (2001), no supo qué hacer a la hora de contar su historia de superhéroe y el resultado se llamó mediocridad.

Las películas de Hulk o The Amazing Spider-Man (Mark Webb, 2012) abordan una cuestión de la que siempre ha sido modélico el doctor Frankenstein, el moderno Prometeo: los excesos del científico, la tentación de la prepotencia y el querer jugar a ser Dios. Los avances en biotecnología del lisiado doctor Connor y las presiones por alcanzar resultados tangibles en la investigación no están exentos de riesgo, sobre todo cuando se traspasan las fronteras trazadas por la ética.

Abordar el mundo de los superhéroes con intenciones paródicas —el reverso del intento «autoral» de Lee— no ha hecho en general demasiada fortuna. El intento más ambicioso fue Hancock (Peter Berg, 2008), con un Will Smith encarnando a un superhéroe impresentable y desastrado no demasiado popular, al que un asesor de imagen debe lavarle la cara. La idea es graciosa, pero no funciona, y en el fondo remedaba un filme mucho más logrado, la película animada de Pixar Los increíbles (Brad Bird, 2004), en que los mediocres tiempos actuales no estaban a la altura de los superpoderes de Mr. Increíble y su familia, la opinión pública no aceptaba ni valoraba en su justa medida a los superhéroes.

El caso de Los vengadores (Joss Whedon), macrorreunión de superhéroes Marvel, es un caso particular cuidadosamente planificado, que se ha saldado con éxito. A posteriori es fácil decir que no podía haber ocurrido de otra manera, pero hay que subrayar la paciencia de los productores de Marvel, para lanzar Iron Man (Jon Favreau, 2008) y su secuela de 2010, un multimillonario aparentemente frívolo, Tony Stark, empresario armamentístico, con su coraza del hombre de hierro. Y sembrar en estos filmes y en El increíble Hulk (2008), Thor (Kenneth Branagh, 2011) y Capitán América: El primer vengador (2011) las semillas, pequeños adelantos en los créditos finales, de lo que sería Los vengadores (2012). Filme que tiene el tremendo atractivo de que, para afrontar las calamidades que amenazan al mundo, se hace necesario el trabajo en equipo, un esfuerzo colectivo, no puede hacer cada uno la guerra por su cuenta. En el actual contexto global de crisis económica y de valores tal mensaje ha calado casi inadvertidamente, lo que tiene mérito, pues el filme presenta una trama mínima, lo realmente importante es lo bien que interactúan entre sí los personajes, y cómo la unión hace la fuerza. En tal sentido, ficción y realidad corren paralelas, pues la película reúne un reparto de actores popularísimos, y lograr el equilibrio para que no se desatara una guerra de egos es uno de los grandes méritos del guión y de la película.

Concluyendo y atañendo a la rivalidad existente sobre todo por los personajes de MARVEL que tiene franquicias repartidas por diferentes productoras, habría que reseñar que por ejemplo en las cintas que realice MARVEL directamente tiene prohibido el uso de palabras como «mutante» ya que incumple parte del contrato de contenidos de cesión y compra de derechos por parte de FOX acerca de la temática de la patrulla mutante. También provoca que superhéroes como Quicksilver (Mercurio en su desacertada traducción al español) no pueda ser llamado en X-MEN Origins II como tal, y se recurra a su nombre de pila Pietro Maximoff (hijo de Magento y hermano de Wanda, la bruja escarlata), ya que el nombre de Quicksilver está asociado a los Vengadores, en poder de Marvel, en el caso de los hermanos Maximoff se produce un efecto muy interesante, después de sernos mostrados en la cinta de la FOX en planos temporales diferentes y sin ahondar valga la redundancia en el origen que tienen, ya que son hijos de Magneto, serán incluidos también en su versión Marvel en el próximo equipo de los Vengadores en su segunda película. Quisiera pedir perdón y aclarar que no he obviado a cintas como SPAWN, los cuatro fantásticos, Hellblazer de vértigo comics (Constantine), HellBoy, no haber ahondado en las películas individuales de los héroes de Marvel que conforman los Vengadores, etc, pero para dar una visión bastante general que era lo que pretendía espero que haya servido lo de hoy, prometo hacer rewievs y monográficos detallados de todos ellos, porque entre otras cosas los héroes del papel, son los héroes de nuestra vida.

Y recordad, todos cuando vamos al cine lamentablemente, a veces vemos cosas que no creeriamos, y no son precisamente rayos C en la puerta de Tahnhausser. 😉


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